El Reta Rock cumplió 9

Por Daniela Barrera · DyL comunicación

Facu en patas con Arumi en brazos, Juanita, Jadita y Nehuén correteando al ritmo de la música, Tinto paseando por el escenario y Amarello saltando con Snoop… Familias completas -mascotas incluidas-, amigos, vecinos, turistas y la magia de la música que nos reúne a todos; un clima que acompañó y una fiesta que ya sumó nueve años. Así transcurrió el Reta Rock 2018 en el Anfiteatro.

Pasadas las 20, el número de Infinito Circo comenzó a recibir a cientos de visitantes y el público terminó superando el número del año pasado.
Abrieron escenario los locales Pupilas gustativas -Facu y Seba para todos- con covers y temas propios como “Rodolfo sabía”; siguió Combo Afro, con estudiantes de una escuela de percusión africana de Tres Arroyos que hicieron zambar y tirar pasos murgueros a unos cuantos.
Se fue encendiendo el clima con más músicos de Reta, Tres Arroyos y la región aportando estilos diferentes, desde rock nacional hasta jazz, ska, reggae y videoarte.

Avanzó la noche y sobre tablas actuó la nueva banda local Liberation of the mind, rock progresivo y experimental con Alejandro Rampello a la cabeza, Martín de Angelis en voz y batería y un cierre sorpresivo con la tecladista Agustina Oliva devenida en bailarina de danzas árabes, en una fusión de rock y música de medio oriente.

Siguieron los tandilenses Che raíz, que levantaron la fiesta haciéndonos saltar en un pogo feliz, al igual que La Choy que actuó más tarde.
Continuaron Los 14 de la mesa, también locales, con homenajes y temas propios. Luego, dos interpretaciones en jazz a cargo de Irina Pastorino y Fede Hiriart dieron paso a la banda de Amalia Nickel.

Houseman, por segundo año en el festival y con un nuevo integrante, ofreció una mixtura de arte visual y sonidos rock-hip hop-electrónica. El cierre a pura fiesta, pasadas las 3 de la mañana, estuvo a cargo de Las papas del rey.

Un aplauso aparte merece la organización del evento y la locución, a cargo de jóvenes retenses y sus amigos tandilenses que, como cada año, lo hacen por auténtico amor al arte. En la previa y durante la noche vendieron calcos y remeras pintadas a mano que rescatan la cultura del rock nacional con frases históricas. Así lograron solventar los viáticos de los músicos, donarle una suma a la Cooperadora de la Escuela Secundaria Nº 5 -que, además, se ocupó con éxito de la cantina de alimentos y bebidas- y quedó un resto de dinero que se usará para arreglar y mantener la batería fija del festival.